IMAGINAD CUANTO QUERÁIS. NADIE PODRÁ DECIROS BASTA.

viernes, 29 de julio de 2011

ALBERT PLA Y FONOLLOSA

Puedo empezar
Tengo ya preparadas las respuestas
para las entrevistas periodísticas
que me hagan en la prensa radio y tele.
Querrán saber qué opino y cómo soy,
me mostraré ingenioso
y espontaneo.

Tengo ya preparadas unas listas
de personalidades muy importantes
e incluso redactados ya los textos,
muy agudos,
de las dedicatorias.

Tengo ya preparadas las metáforas
que servirán como brillante ejemplo
o síntesis que aclare lo que exponga.

Y tengo preparada mi postura,
al sentarme o de pie,
tono de voz,
expresión de los ojos y la boca

Todo está preparado
Todo a punto,
puedo empezar pues
a escribir mi libro.

EUGENIO RECITANDO A FONOLLOSA

miércoles, 27 de julio de 2011

ALBERTO CORTEZ Y FACUNDO CABRAL

POBRECITO MI PATRÓN

Yo no se quién va más lejos,
La montaña o el cangrejo.
(Coro)
Pobrecito mi patrón,
Piensa que el pobre soy yo.
Lara…

Quien sabe si el apoyarse,
Es mejor que el deslizarse.
El Agua Blanda acaba con la Piedra Dura.

(Coro)

Más que el oro,
es la pobreza,
Lo más caro en la existencia

(Coro)

Solamente lo barato
Se compra con el dinero.

(Coro)

Lo importante no es el precio,
Sino el valor de las cosas.

(Coro)

Dominar es su manera,
Y así nadie se libera.

(Coro)

El conquistador por cuidar su conquista
Se convierte en esclavo de lo que conquistó.
Es decir que jodiendo,
Se jodió.

Que me importa ganar diez,
Si se contar hasta seis.

(Coro)

martes, 26 de julio de 2011

FRANCISCO DE QUEVEDO

No me aflige morir; no he rehusado
acabar de vivir, ni he pretendido
alargar esta muerte que ha nacido
a un tiempo con la vida y el cuidado.

Siento haber de dejar deshabitado
cuerpo que amante espíritu ha ceñido;
desierto un corazón siempre encendido,
donde todo el Amor reinó hospedado.

Señas me da mi ardor de fuego eterno,
y de tan larga y congojosa historia
sólo será escritor mi llanto tierno.

Lisi, estáme diciendo la memoria
que, pues tu gloria la padezco infierno,
que llame al padecer tormentos, gloria.

martes, 19 de julio de 2011

SABER AFILAR EL HACHA

Había una vez un leñador que se presentó a trabajar en una maderera. El sueldo era bueno y las condiciones de trabajo mejores aún, así que el leñador se propuso hacer un buen papel.

El primer día se presentó al capataz, que le dio un hacha y le asignó una zona del bosque.
El hombre, entusiasmado, salió al bosque a talar.
En un solo día cortó dieciocho árboles.
-Te felicito -le dijo el capataz-. Sigue así.

Animado por las palabras del capataz, el leñador se decidió a mejorar su propio trabajo al día siguiente. Así que esa noche se acostó bien temprano.
A la mañana siguiente, se levantó antes que nadie y se fue al bosque.
A pesar de todo su empeño, no consiguió cortar más de quince árboles.
«Debo estar cansado», pensó. Y decidió acostarse con la puesta de sol.
Al amanecer, se levantó decidido a batir su marca de dieciocho árboles. Sin embargo, ese día no llegó ni a la mitad.

Al día siguiente fueron siete, luego cinco, y el último día estuvo toda la tarde tratando de talar su segundo árbol.
Inquieto por lo que diría el capataz, el leñador fue a contarle lo que le estaba pasando y a jurarle y perjurarle que se estaba esforzando hasta los límites del desfallecimiento.
El capataz le preguntó: «¿Cuándo afilaste tu hacha por última vez?».
-¿Afilar? No he tenido tiempo para afilar: he estado demasiado ocupado talando árboles.
JORGE BUCAY

lunes, 18 de julio de 2011

EL ABECEDARIO DE FERNANDO ALFARO

LOS CUATRO VIENTOS
Lo gritaré a los cuatro vientos,
como un buen predicador
que no contiene su emoción.

Lo gritaré a los cuatro vientos,
que es mi íntima emoción,
la vida salvaje y el amor.
La vida es salvaje,
es rica y es salvaje.

Y gritaré a los cuatro vientos,
uno al cierzo, dos al ciclón,
tres al alisio y cuatro al monzón.

Gritaré a ver si me oyes y no acabó
tu proceso de maduración.

Hola, buey, ¿cómo te va?
Me va bien, tirando a muy mal.

Y gritaré a los cuatro vientos,
como el buen predicador
que por la boca echa el corazón.

Y gritaré a los cuatro vientos
al amigo que olvidó
toda la vida y el amor.

Estoy bien, tirando a muy mal.

Buscando A,
buscando B,
buscando C,
buscando D,
buscando CDs,
los que presté
Dios sepa a quien.

Buscando E,
buscando fe,
buscando G,
buscando H,
buscando H
y el punto G,
buscando fe,
buscando fe,
buscando E.

Gritaré como un buen predicador
que no contiene su emoción.
Lo gritaré a los cuatro vientos,
que es mi intima emoción,
la vida salvaje y el amor.

Y gritaré a los cuatro vientos,
como el buen predicador
que por la boca echa el corazón.
Y gritaré a los cuatro vientos
al amigo que olvidó
toda la vida y el amor
de aquellos días en que tú y yo
éramos libres y salvajes.
Y hoy te estás quitando,
te estás quitando.

LOS CUATRO VIENTOS

OHHH!!!

Se acaba EL LIMBO. Me quitan un gran placer.

INVENTANDO CON GALEANO

El peligro


"La A tiene las piernas abiertas

La M es un subibaja que va y viene entre el cielo y el infierno.

LA O círculo cerrado, te asfixia.

La R está notoriamente embarazada.

-Todas las letras de la palabra AMOR son peligrosas- comprueba Romy Díaz- Perera.

Cuando las palabras salen de la boca, ella las ve dibujadas en el aire".

(Las palabras andantes)

La A es abierta, recibidora y dadora. El cáliz y la espada. El compás y la escuadra.
La M es el vaivén que a todos nos maneja, abajo y arriba, arriba y abajo. Alegría y tristeza. Tristeza y alegría.
La O es la unidad, el óvulo originario, la raíz, la totalidad.
La R, si se embaraza, es la continuidad, y si no, hace RRRuido, que es bastante.
- Todas las letras de la palabra AMOR son hermosas- comprueba Bel, que no es tan niña como Romy, y ya le teme a poco.
Cuando las palabras salen de la boca, ella las ve dibujadas en el aire.

martes, 5 de julio de 2011

BORGES

La Leyenda
Abel y Caín se encontraron después de la muerte de Abel. Caminaban por el desierto y se reconocieron desde lejos, porque los dos eran muy altos. Los hermanos se sentaron en la tierra, hicieron un fuego y comieron. Guardaban silencio, a la manera de la gente cansada cuando declina el día. En el cielo asomaba alguna estrella, que aún no había recibido su nombre. A la luz de las llamas, Caín advirtió en la frente de Abel la marca de la piedra y dejó caer el pan que estaba por llevarse a la boca y pidió que le fuera perdonado su crimen.

Abel contestó:

-¿Tú me has matado o yo te he matado? Ya no recuerdo; aquí estamos juntos como antes.

-Ahora sé que en verdad me has perdonado -dijo Caín-, porque olvidar es perdonar. Yo trataré también de olvidar.

Abel dijo despacio:

-Así es. Mientras dura el remordimiento dura la culpa.