En la última entrada íbamos a contar el taller de papel que hizo Bartolomé en la plaza de Villarejo.
Fue todo un éxito.
El escultor fortunero se metió en el bolsillo a los niños enseguida y disfrutaron mucho.
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Tomamos unos churros para coger energía, estábamos todos agotados de los últimos días. |
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Aquí preparando el taller de papel |
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Uno de los chicos del IED le pidió a José Luis, de Perales de Tajuña, que le cosiera estos trozos de cuerda en las futuras piezas de una alfombra vegana con forma de vaca. |
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La pasta de papel preparada |
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El primer papel |
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Una de las alumnas del IED |
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Marijose inmortalizando el tiempo |
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Como no teníamos prensa, usamos los cuerpos para quitarle el agua al papel, que estaba entre dos tablas. Esta tarea la gozaron mucho los niños. |
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María Laura y sus cargadores |
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Este señor me cantó tres coplas con mucho arte. Fue un momento épico. |
Por la tarde vino a vernos Patricia de nuevo, que se animó a hacer papel.
Por la mañana algunos niños se quedaron sin el papel que habían hecho, porque la chica del IED los utilizó para su proyecto. Así que teníamos que fabricar más.
Uno de los primeros días, me puse con Marijose a crear un cuaderno, que dejé sin acabar. Lo retomé esa tarde y lo terminé con dos caracoles.
También acabé esa misma noche la última obra. Era miércoles, el jueves montábamos.
Así que fuimos a la Casa de la Tercia para comenzar el montaje. Las obras de Marijose y las mías estaban ya en la sala. Faltaban las de Bartolomé, que no había acabado. Los últimos días lo pasó regular.
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La comunicadora en sus tareas |
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Maru preparando el montaje |
Marijose hizo cinco libros de artista. Como todavía tenía tiempo, modeló una pequeña escultura terminada en pasta de esparto.
Comenzando la escultura
También María Laura se puso a fabricar su libro de artista con Marijose.
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El libro terminado |
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La escultura de Bartolomé en proceso |
Marijose dibujó muchos momentos y tomó nota de los pasos de las distintas técnicas. Con parte de todo ello creó un librico, y nos regaló una copia a cada uno.
Me ha encantado esta mujer, con su tranquilidad y su gran capacidad de resolución y creación.
Ya estaba todo prácticamente listo, faltaban las obras de Bartolomé, en las que todos ayudamos a terminar para llegar a tiempo.
Las chicas en la librería imprimiendo los textos de la expo
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La artista navarra terminando su escultura |
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La escultura de Bartolomé secándose |
La noche del jueves vino a vernos Ainoa, la novia de Bartolomé, que ayudó muchísimo.
El viernes comimos fuera y nos dimos cuenta de que ninguno llevaba las llaves de la casa. Bartolomé y Manu se fueron sin ellas, pensando que Esther llevaba otras.
Así que pasamos la calurosa tarde sin poder entrar en casa hasta que llegó Víctor de trabajar.
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Bartolomé sacando los hilos a la tela con el dibujo de la escultura. Las demás telas las acabará, más tranquilo, en su taller de Fortuna. |
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La obra de Marijose terminada |
Bartolomé me pidió que le cosiera la falda de pleita a su escultura. Así lo hice. Inaugurábamos al día siguiente por la mañana.
Marijose y Manu preparaban unas tartas para el desayuno multicultural del día siguiente antes de la inauguración.
Todavía quedaba la performance de Bartolomé en la plaza que, por supuesto, se retrasó bastante.
Los pinceles no estaban hechos y nos tuvimos que poner todos a fabricarlos en la misma plaza.
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La performance salió muy bien. Los niños volvieron a disfrutar un montón. Pintamos sobre la tela del fondo y sobre la ropa de Bartolomé después de que hiciera un ritual y se colocara en la misma posición que su escultura. |
Cenamos muuuuy tarde, y nos fuimos a descansar enseguida, salvo Bartolomé, que siguió terminando su obra.
A pesar de todo, al día siguiente todo estaba listo a las 12 de la mañana para inaugurar.
La sala se quedó preciosa porque las chicas de
Al fresco. Museos efímeros son elegantes y tienen muy buen gusto.