IMAGINAD CUANTO QUERÁIS. NADIE PODRÁ DECIROS BASTA.

viernes, 10 de agosto de 2012

EL LIBRO DE LOS SERES IMAGINARIOS

UN REY DE FUEGO Y SU CABALLO

Heráclito enseñó que el elemento primordial era el fuego, pero ello no equivale a imaginar seres hechos de fuego, seres labrados en la momentánea y cambiante sustancia de las llamas. Esta casi imposible concepción la intentó William Morris, en el relato El Anillo dado a Venus del ciclo El Paraíso Terrenal (1868-70). Dicen así los versos:

El Señor de aquellos demonios era un gran rey, coronado y cetrado. Como una llama blanca resplandecía su rostro, perfilado como un rostro de piedra; pero era un fuego que se transformaba y no carne, y lo surcaba el deseo, el odio y el terror. Su cabalgadura era prodigiosa; no era caballo ni dragón ni hipogrifo; se parecía y no se parecía a esas bestias, y cambiaba como las figuras de un sueño.

Tal vez en lo anterior hay algún influjo de la deliberadamente ambigua personificación de la Muerte en el Paraíso Perdido (II, 666-73). Lo que parece la cabeza lleva corona y el cuerpo se confunde con la sombra que proyecta a su alrededor.
EL GRAN BORGES


2 comentarios:

  1. La muerte como segadora, pero también como sembradora... Yo no la percibo como una sombra espectral y horripilante, sino como una anciana más bien amable y de carácter firme. Sí, como un ente más bien femenino, pues el vientre que nos gesta este cuerpo y el que en última instancia lo acoge es el de una madre. Bueno es que en el tránsito halla alguna abuela dándonos la mano, digo yo. A veces somos almas tan infantiles...

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  2. Sin muerte no hay vida y sin día no hay noche, aceptar el ciclo en su totalidad.:)
    Si no se siembra no se puede segar después...;)

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