LAS PALABRAS
...Todo lo que usted quiera, sí señor, pero son las palabras las que cantan, las que suben y bajan.
Me prosterno ante ellas... Las amo, las adhiero, las persigo, las muerdo, las derrito... Amo todas las palabras. Las inesperadas... Las que glotonamente se esperan, se escuchan, hasta que de pronto caen...
Vocablos amados. Brillan como piedras de colores, saltan como platinados peces, son espuma, hilo, metal, rocío... Persigo algunas palabras...
Son tan hermosas que las quiero poner en mi poema. Las agarro al vuelo cuando van zumbando, y las atrapo, las limpio, las pelo, me preparo frente al plato, las siento cristalinas, ebúrneas, vegetales, aceitosas, como frutas, como algas, como ágatas, como aceitunas... Y entonces, las revuelvo, las agito, me las bebo, las trituro, las libero, las emperejilo...
Las dejo como estalactitas en mi poema, como pedacitos de madera bruñida, como carbón, como restos de naufragio, regalos de la ola.
Todo está en la palabra. Una idea entera se cambia porque una palabra se trasladó de sitio, o porque otra se colocó dentro de una frase que no la esperaba...
Tienen sombra, transparencia, peso, plumas. Tienen todo lo que se les fue agregando de tanto rodar por el río, de tanto trasmigrar de patria, de tanto ser raíces... Son antiquísimas y recientísimas. Viven en el féretro escondido y en la flor apenas comenzada...
Qué buen idioma el mío, qué buena lengua heredamos de los conquistadores torvos. Estos andaban a zancadas por las tremendas cordilleras, por las Américas encrespadas, buscando patatas, tabaco negro, oro, maíz con un apetito voraz.
Todo se lo tragaban, con religiones, pirámides, tribus, idolatrías... Pero a los conquistadores se les caían de las botas, de las barbas, de los yelmos, como piedrecitas, las palabras luminosas que se quedaron aquí, resplandecientes... el idioma. Salimos perdiendo... salimos ganando. Se llevaron el oro y nos dejaron el oro. Se llevaron mucho y nos dejaron mucho...
Nos dejaron las palabras. ;)
Confieso que he vivido, libro póstumo de memorias de Pablo Neruda (1974)
miércoles, 12 de octubre de 2011
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Hermoso. Qué grande Neruda. Bien escogido y bien urdido. El un precioso dibujo dentro del dibujo, el del juego de la palabra dentro de la palabra. No puedo sino amar tal trama.
ResponderEliminarPerdóname la devoción a Jorge Drexler.
http://www.youtube.com/watch?v=n-oWFcp-DbM
El amigo guatemalteco que te dije me contó un cuento a propósito, que venía a decir: Nos pidieron el oro, se llevaron a las muchachas bonitas, dejaron mancos a nuestros jóvenes valerosos, nos marcaron con hierros candentes en la frente, nos pusieron cadenas... tardamos mucho en comprenderlo, pero al fin lo hicimos: comprendimos que el amor tiene todos los rostros.
En fin, era largo y bien contado. Con ése cuento lloré, y en el desenlace, aún más.
Un beso enorme
Maneras de escuchar un blues
ResponderEliminar(A Eloy Sánchez Rosillo)
Es hermosa esta noche de verano,
aunque no más hermosa
que cualquier otra noche de verano.
Es hermosa esta noche en que estoy solo,
y fumo, y he dejado
en penumbra la casa mientras suena
un dulce y triste blues,
un blues tan triste y dulce como otros.
Nada en mí, ni en la noche, ni en la música,
se diría especial, y sin embargo
existe algo muy hondo en esas cosas
que parecen sencillas:
una extraña grandeza que no acaba
de ser exaltación, tragedia, paz,
pero que es todo eso, y es también
un sentir claramente
que para que esto ocurra ha sido necesario
apurar estos años, acumular recuerdos,
haber ganado
y haber perdido tantas cosas.
Para que este piano suene así,
para temblar así con esta música,
ha sido necesario
ir llenándola poco a poco
de belleza y de daño, ir llenándola
con nuestra propia vida, para que se parezca
a nuestra propia vida, y suene así:
tan insignificante
y tan grande, tan triste, tan hermosa.
Vicente Gallego.
www.youtube.com/watch?v=mhNjQBsBPLY