El pasado sábado disfrutamos de la hospitalidad de José Alfonso Mansanet, en Lluxent, también disfrutamos de la sabiduría de José Fajardo, que nos hizo la demostración de una pleita injertada, y de la compañía de amigos y amantes de la cultura del esparto, como mi hermanica asturiana, Patricia Cifuentes. Todo ello en un enclave magnífico, el claustro del convento del lugar, custodiado por un algarrobo-abuelo precioso, con sus quilates continuando el ciclo, al igual que los esparteros continuaban con el tejido del esparto.
La compañía, especial, perrolobuna y deliciosa.
Gracias también a Celina por sus ricas viandas y su cariño.
Así es muy fácil que el ciclo espartero continúe.