He pasado unos días en el maravilloso parque de Cabo de Gata. El esparto brilla por doquier. Está muy seco y no es largo, pero todo lo invade con su dorada belleza.
He preguntado por los esparteros de la zona. No hay muchos. Salvo en Aguamarga y en Níjar, no he dado con ninguno. Es curioso, sobre todo por la abundancia del material.
La recuperación es clave.
Disfruté mucho de este mágico desierto de esparto, pitas, palmito... y alguna chumbera que se ha salvado.