¿Habéis visto un espartizal acunado por el viento y brillando bajo el sol? Si no, supongo que sí habréis visto un campo de cereal.
Ondas y ritmo que sosiega.
Poesía neta.
Ayer estuve en la casica, mi taller de esparto, un rincón donde sueño despierta. Ains, ¡cómo echaba de menos ir!
Esas paredes saben bien los buenos ratos vividos.
Poco necesitamos para tenerlo todo.